
En los últimos años, las entidades financieras han acelerado su transformación digital con estructuras cada vez más complejas para gestionar tecnología, datos y operaciones. De los antiguos departamentos de informática hemos pasado a divisiones tecnológicas con miles de empleados, hubs de innovación distribuidos por distintos países y una creciente presencia en los comités estratégicos.
¿Están realmente preparadas las divisiones tecnológicas de los bancos para responder a las necesidades actuales de los clientes?
El tamaño o el presupuesto no siempre garantizan resultados. Algunas divisiones tecnológicas han conseguido posicionarse como actores clave en la evolución de sus bancos, mientras que otras siguen enfrentando obstáculos estructurales que frenan su impacto. ¿Qué factores explican estas diferencias? ¿Qué retos siguen presentes en 2025? Y, sobre todo, ¿Cómo pueden los bancos sacar más partido de estas estructuras?
En este artículo repasamos la evolución de las divisiones tecnológicas en la banca, su grado de adopción actual, sus fortalezas y debilidades, y algunas claves que podrían marcar la diferencia en los próximos años.
Crecimiento y adopción de las divisiones tecnológicas en el sector bancario
El crecimiento sostenido de la inversión tecnológica en la banca ha sido el motor que ha impulsado la transformación de sus divisiones tecnológicas. Según McKinsey, en 2023 los bancos destinaron 650.000 millones de dólares a tecnología. Este gasto ha venido aumentando a un ritmo medio anual del 9% en los últimos años, muy por encima del crecimiento de ingresos del sector, que fue del 4%.
Este aumento de la inversión ha permitido a las entidades reorganizar sus estructuras tecnológicas, otorgándoles un papel más central en la estrategia empresarial. Según Boston Consulting Group, el 96% de los líderes tecnológicos bancarios afirma que su función ha evolucionado hacia un enfoque más estratégico, y el 87% de ellos ya forma parte del comité ejecutivo del banco. Además, el 45% indica que sus áreas han experimentado una transformación relevante en los últimos tres años, frente al 31% en otros sectores.
Este cambio también se refleja en la forma en que los bancos organizan sus equipos. De acuerdo con el informe del CIO Executive Council, el 65% de las entidades ya estructura sus divisiones tecnológicas en torno a productos y servicios digitales, favoreciendo una mayor agilidad y alineación con las prioridades del negocio. Asimismo, el 94% de los CIOs afirma que la frontera entre negocio y tecnología se ha desdibujado, lo que fomenta una colaboración más estrecha entre ambas áreas.
A nivel operativo, también se ha consolidado el uso de metodologías modernas de desarrollo. El mismo informe destaca que el 89% de los CIOs del sector financiero emplea metodologías ágiles y el 78% ha desarrollado capacidades DevOps internas, facilitando así una entrega más rápida y eficiente de soluciones tecnológicas.
Inversión en software bancario: cifras y prioridades
La banca mantiene un ritmo sostenido de inversión en software para modernizar sus sistemas y responder a la transformación digital. En 2024, el gasto en software por parte de bancos y servicios de inversión en Estados Unidos alcanzó aproximadamente 107.800 millones de dólares, según Delloite. Solo en ese mercado, hay unos 100.000 empleados dedicados al desarrollo de software, y algunos grandes bancos concentran entre 15% y 25% de su plantilla en estas funciones.
A escala global, según Precedence Research, el mercado de core banking software alcanzó 12.510 millones de dólares en 2024 y se prevé que crezca hasta 13.790 millones en 2025, con una tasa media anual del 10,22% hasta 2034. Esta tendencia refleja la modernización de sistemas críticos con soluciones en la nube, mayor seguridad y un foco en la experiencia del cliente.
En banca de inversión, un estudio de UpSlide indica que el 100% de los responsables de TI e innovación planea invertir en nuevas soluciones de software en los próximos 12 meses. Las áreas prioritarias son automatización y gestión documental (alrededor del 40–45% de los encuestados), CRM y ciberseguridad.
Ejemplos reales de divisiones tecnológicas en banca
Algunas entidades financieras han avanzado notablemente en la definición de sus estructuras tecnológicas, apostando por modelos organizativos que buscan responder con mayor agilidad a los desafíos del entorno digital.
Estas divisiones no solo se encargan de mantener la infraestructura tecnológica, sino que cada vez asumen un papel más estratégico dentro del banco, con responsabilidades que van desde la innovación hasta el diseño de nuevos productos y servicios digitales:
- Banco Santander fusionó sus divisiones tecnológicas y de operaciones en Santander Global Technology and Operations. Esta filial gestiona toda la tecnología del banco, incluyendo apps y cajeros, y forma parte del proyecto One Santander, que busca un modelo operativo común en todos los países donde opera el grupo. Tiene presencia en los 10 principales mercados del grupo y emplea directamente a 6.500 personas, coordinando un total de 20.000 trabajadores en tecnología y operaciones.
- CaixaBank cuenta con dos divisiones clave centradas en tecnología e innovación: DayOne y CaixaBank Tech.
- DayOne es la división especializada en empresas tecnológicas, start-ups, scale-ups e inversores. Desde su creación en 2017, ha multiplicado por cuatro su número de clientes y se ha consolidado como partner financiero de referencia para el ecosistema emprendedor.
- CaixaBank Tech es la filial tecnológica del grupo. En 2025 ha iniciado un proceso de expansión con el objetivo de superar los 2.000 empleados en tres años. La división busca perfiles especializados en backend, frontend, inteligencia artificial, cloud, data engineering y seguridad de datos.
- Bankinter ha creado recientemente una división de banca digital que integrará los usuarios de EVO Banco, convirtiéndose en la unidad con más clientes del grupo. Funcionará como laboratorio digital para probar nuevos productos y evolucionar los activos digitales del banco. Tiene el objetivo de ser el motor de crecimiento digital del segmento minorista, con un enfoque claro en innovación y transformación digital.
Radiografía de las divisiones tecnológicas en 2025: Retos y Fortalezas
En 2025, las divisiones tecnológicas de los bancos se enfrentan a una realidad compleja: son estructuras esenciales para la transformación digital, pero también están sometidas a una presión constante para demostrar su valor. A partir de los informes más recientes de consultoras como McKinsey, BCG y CIO Executive Council, analizamos los principales retos que enfrentan estos departamentos, así como las fortalezas que les permiten seguir avanzando.
Fortalezas de las divisiones tecnológicas
Pese a los desafíos estructurales, algunas divisiones tecnológicas han logrado consolidar capacidades clave que las posicionan como áreas estratégicas dentro de las entidades financieras. Su papel ya no se limita al soporte técnico: hoy son catalizadoras de innovación, eficiencia operativa y desarrollo de nuevos modelos de negocio.
Entre las principales fortalezas destacan:
- Inversión como palanca de transformación: Aunque no siempre bien gestionada, la fuerte inversión tecnológica ha permitido a los bancos sentar las bases para una transformación profunda, especialmente en aquellos que han adoptado un enfoque estratégico de la tecnología.
- Colaboración transversal: Algunas entidades han superado el enfoque tradicional de TI aislada, promoviendo una gobernanza compartida entre CEO, CFO, CIO y unidades de negocio, lo que permite alinear la tecnología con los objetivos de valor del banco.
- Modelos operativos integrados con el negocio: Según BCG y el informe CIO, los bancos más exitosos han creado estructuras en las que tecnología y negocio trabajan como un único equipo, con KPIs comunes y capacidad de rediseñar procesos de forma autónoma. Esta integración mejora la agilidad, la toma de decisiones y la eficiencia.
- Arquitecturas modulares y escalables: La adopción de plataformas en la nube y arquitecturas modulares ha permitido a muchas divisiones tecnológicas reducir costes, acelerar el desarrollo y lanzar productos más rápidamente al mercado.
Retos de las divisiones tecnológicas
A pesar de estos avances, persisten barreras estructurales que dificultan el funcionamiento óptimo de estas divisiones. La evolución hacia modelos más ágiles y eficientes no ha sido homogénea y algunos obstáculos continúan limitando el impacto de la tecnología en los resultados del negocio.
Los retos más relevantes identificados son:
- Escasa diferenciación competitiva: Un mayor gasto en tecnología no garantiza ventaja frente a los competidores. Las innovaciones se estandarizan y se replican rápidamente en el mercado.
- Poco margen discrecional para innovar: Según McKinsey, hasta un 70% del presupuesto tecnológico se destina a mantener el banco operativo y cumplir con la regulación, limitando el espacio para iniciativas con impacto transformador.
- Decisiones fragmentadas, sin visión estratégica: Sin una dirección clara desde la alta gestión, la inversión se reparte en muchos proyectos pequeños, que no alcanzan escala.
- Enfoque en minimizar costes en lugar de generar valor: El uso extendido de modelos “tiempo y materiales” prioriza el control de gastos por encima del impacto que puede lograr cada iniciativa.
- Dificultad para comunicar el valor a los inversores: La falta de métricas financieras asociadas a la tecnología dificulta que los stakeholders comprendan su aporte real, lo que refuerza la percepción de la tecnología como un coste a contener.
Por qué algunas divisiones tecnológicas no están cumpliendo su objetivo
Aunque muchas divisiones tecnológicas han demostrado fortalezas claras, lo cierto es que no todas están logrando el impacto esperado. Al analizar los retos que aún persisten, queda en evidencia que los esfuerzos económicos por liderar la transformación digital desde dentro pueden dar sus frutos, pero también exponen a los bancos a riesgos importantes si no se traducen en resultados concretos o ventajas competitivas sostenibles.
Para bancos medianos y pequeños, la falta de capacidad de financiación limita sus posibilidades de construir estructuras tecnológicas sólidas y competitivas. La presión por modernizarse convive con recursos escasos, lo que dificulta atraer talento especializado, adoptar nuevas arquitecturas o sostener una estrategia tecnológica ambiciosa en el tiempo.
Incluso en aquellos casos donde sí existe una inversión significativa, no siempre se traduce en resultados tangibles. La ausencia de una estrategia clara y alineada con el negocio complica la priorización de iniciativas con verdadero impacto. Además, la fragmentación en la toma de decisiones, la falta de arquitecturas comunes y la carencia de métricas compartidas dificultan la eficiencia operativa.
A esto se suma que algunas divisiones tecnológicas aún no logran comunicar con claridad el valor que generan, alimentando la percepción de que la tecnología es un coste más que una palanca de crecimiento. Buena parte del presupuesto sigue destinándose a mantener la operativa y cumplir con requisitos regulatorios, lo que deja poco margen para iniciativas transformadoras. Todo ello, en un contexto donde las infraestructuras heredadas suponen un obstáculo adicional para avanzar hacia modelos más ágiles y escalables.
Cómo mejorar la estructura de las divisiones tecnológicas y demostrar el valor que generan
Algunas entidades están revisando la forma en que organizan sus áreas tecnológicas para responder con mayor eficacia a los desafíos actuales. Aunque no existe un único modelo válido, se observan ciertas líneas de actuación comunes entre los bancos que buscan fortalecer el impacto de sus divisiones tecnológicas:
- Buscar una mayor alineación entre tecnología y negocio, con iniciativas que comparten objetivos y métricas desde su diseño.
- Adoptar estructuras organizativas centradas en productos y servicios digitales, en lugar de modelos funcionales tradicionales, con el objetivo de ganar agilidad.
- Modernizar las arquitecturas tecnológicas, incorporando plataformas modulares, soluciones en la nube o infraestructuras más escalables que permitan reducir la dependencia de sistemas heredados.
- Fomentar una cultura de innovación y atraer talento especializado, especialmente en áreas como datos, inteligencia artificial o ciberseguridad.
- Dar un papel más activo a los responsables tecnológicos en los órganos de decisión estratégica, favoreciendo una integración más estrecha con el resto del negocio.
En paralelo, algunos bancos también están explorando formas de colaboración con empresas tecnológicas externas. Esta vía puede representar una alternativa para acelerar el desarrollo de soluciones concretas, reducir costes o incorporar capacidades especializadas sin necesidad de asumir todo el esfuerzo de forma interna.
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Categorías:Cloud y tecnología